El otoño se asoma tímidamente entre los bosques de encinas y alcornoques de la dehesa. El suelo se cubre de una alfombra de hojas secas y, lo más importante, ya podemos ver las preciadas bellotas que alimentarán a nuestros cerdos ibéricos. Es el momento que hemos estado esperando: la montanera.
Pero, ¿qué esperamos realmente de la montanera este año? Más que un simple ciclo natural, es un deseo compartido por todos los que integramos Ibéricos Torreón. Deseamos que las lluvias sean generosas, que el sol bañe los campos con la calidez justa y que las encinas nos brinden una cosecha abundante de bellotas dulces y nutritivas.
La montanera es mucho más que una estación; es un periodo básico para nuestra tradición y la clave de la calidad excepcional de nuestros productos ibéricos. Durante este período, que se extiende aproximadamente de octubre a febrero, los cerdos ibéricos disfrutan de la libertad de la dehesa, alimentándose a sus anchas de bellotas y pastos naturales. Este régimen alimenticio único es lo que confiere a nuestros jamones, lomos y embutidos ese sabor inigualable que los distingue.
Una buena montanera depende de varios factores: las condiciones climáticas, la cantidad y calidad de las bellotas y el bienestar de los animales. Las lluvias deben ser suficientes para que las encinas produzcan bellotas en abundancia, pero también para que el pasto esté verde y jugoso. Los cerdos ibéricos necesitan espacio para moverse libremente, ejercitando sus músculos y favoreciendo la infiltración de grasa en la carne, lo que dará lugar a esa textura y sabor tan apreciados.
Este año, esperamos una montanera sea excepcional. Que cada bellota sea un tesoro, y cada día en la dehesa una experiencia enriquecedora para nuestros animales. Porque sabemos que de ello depende, en gran medida, la excelencia de los productos que llegarán a la mesa de los amantes del ibérico.
